Un impala blanco, no albino, es motivado por un retro gen, muy difícil de ver y fotografiar ya que hay muy pocos.
Su vida es fundamentalmente corta, ya que no tiene muchas posibilidades de camuflarse frente a los depredadores.
Según la tradición bosquimana, cualquier animal blanco, es un enviado de los dioses, que viene a demostrar al resto
de los animales, que el color no es lo importante.